Rendimiento de la producción versus la lucha contra el picudo


En un extremo de la cadena productiva, la tonelada de fibra cotiza a un valor medio cercano a los 2.200 dólares, mientras que la tonelada de indumentaria que nuestro país exporta con diseño y marca nacional, en promedio, supera los 46 mil dólares. En el otro, la plaga del picudo algodonero evidenció una explosión poblacional nunca antes registrada en el país: 128.203 picudos capturados en trampas durante el año 2010 y 655.073 de enero a septiembre de 2011.


Campo de algodón. (Cámara Algodonera Argentina)

Desde el año 2007, el SENASA promueve un mensaje de participación, inclusión y lucha colectiva, tratando de que cada sector asuma responsablemente el rol que le corresponde, a fin de alcanzar la erradicación de la plaga. “Hace 17 años que la plaga entró a los campos de algodón en la República Argentina y en todo este tiempo, hemos comprendido la necesidad de encontrar puntos de coincidencia entre productores, desmotadores e hilanderos que permitan el cultivo del textil en forma rentable y al mismo tiempo, el fortalecimiento de la cadena productiva en beneficio de todos sus actores. Hoy, el escenario nos muestra la culminación de una segunda campaña que desde el punto de vista agroecológico, resultó favorable para el crecimiento y desarrollo de la plaga a lo que tenemos que agregar los retrasos en las siembras, cosechas tardías; falta de maquinarias para la recolección, de transporte y, también lamentablemente, de compromiso por parte de algunos integrantes de los principales eslabones del sector”, señala el Ing. Agr. Carlos E. Ramírez, coordinador temático de Protección Vegetal SENASA - Centro Regional Chaco - Formosa.
Estas condiciones propiciaron que la plaga encuentre condiciones favorables para su dispersión, evidenciando una explosión poblacional nunca antes registrada en el país, 128.203 picudos capturados en trampas durante el año 2010 y 655.073 de enero a septiembre de 2011, según datos del Programa Nacional de Prevención y Erradicación del Picudo del Algodonero (PNPEPA).
“Todo lo mencionado contribuyó a que, a pesar de los esfuerzos realizados por las distintas instituciones gubernamentales, privadas y aportes extraordinarios realizados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación al Programa Nacional, no se haya alcanzado por el momento un nivel satisfactorio en la lucha contra la plaga", explica Ramírez.
Esta situación logró que todos los eslabones de la cadena y las instituciones públicas y privadas que intervienen en el control del picudo del algodonero, tomen conciencia de la voracidad del insecto y unan sus esfuerzos para transformar la crisis en una oportunidad para limar asperezas y fortalecer las coincidencias a fin de lograr un programa consensuado, organizado y eficiente.
El aliento a la siembra de los mejores precios permitió trepar de las 450 mil hectáreas cultivadas en 2010 a unas 700 mil en 2011, muy lejos del mínimo de 158 mil hectáreas explotadas en la temporada 2002-2003. De esta manera, “se han rotado tierras que habían sido desplazadas por el cultivo de soja y se ha alcanzado una producción de fibra en torno a las 310 mil toneladas, lo cual generará saldos exportables de este valioso insumo por cerca de 300 millones de dólares, dado que en el país se industrializan alrededor de 180 mil toneladas”, señala el director ejecutivo de la Fundación Pro Tejer, Mariano Keistelboin.
“Mientras que la tonelada de fibra cotiza a un valor medio cercano a los 2.200 dólares, la tonelada de indumentaria que nuestro país exporta con diseño y marca nacional, en promedio, supera los 46 mil dólares. A esos precios, si el excedente que se podrá vender al exterior de fibra (cerca de 130.000 toneladas), se procesara internamente, el potencial extra de exportación de ropa podría superar los 4.600 millones de dólares, cifra equivalente al total de las importaciones de energía y lubricantes requeridas por el país en 2010”, explica Mariano Keistelboin, asegurando además que “se deberían incorporar cerca de 200 mil trabajadores adicionales a la cadena de valor”.
Esta capacidad de agregado de valor de modo difundido a través de alrededor de 10 mil empresas distribuidas en todo el territorio nacional -la mayoría pymes-, generando cerca de medio millón de personas empleadas en la cadena agro industrial en forma directa, es la más importante entre las distintas cadenas agroindustriales del país.
“La comparación con la agregación de valor de la cadena sojera hace más elocuente el potencial de la cadena algodonera. Mientras la tonelada de porotos de soja vale cerca de 500 dólares, la tonelada de aceite a granel de soja (su producto de mayor valor agregado explotado de modo difundido), cotiza a 1.300 dólares. No obstante, dada la tasa de transformación, se necesitan cinco toneladas de porotos para transformarse en una tonelada de aceite. El resto de los porotos se utiliza para otros productos de menor valor agregado aún como los pellets y las harinas o desperdicios. A pesar de esa gran diferencia en la capacidad de generación del valor, el país destina alrededor del 60% de su área de siembra a la soja y menos del 2% al cultivo del algodón”, destaca el director ejecutivo de la Fundación Pro Tejer.
“Hacer realidad esa potencialidad de la cadena agroindustria textil requiere del desarrollo de un conjunto de políticas públicas que conformen un plan integral. En la producción algodonera, es esencial el fortalecimiento de los programas de mejora de la calidad del algodón y de erradicación de su mayor plaga (el picudo algodonero), principales obstáculos de la manufactura interna", indicó.
Por otro lado, "también resulta imperioso diseñar políticas de promoción específicas para la industrialización del cultivo, como la difusión del acceso al crédito para las pymes y la formalización del trabajo en la confección”, plantea Keistelboin.
“Estas medidas retroalimentarán la generación de una gran riqueza con inclusión social, dadas las características estructurales de la cadena de valor en Argentina. Este renovado canal de productivo motorizará la actividad de las economías regionales, la generación de puestos trabajo y, por su atomización y dispersión territorial, operará con alta incidencia como fuente de distribución del ingreso en todo el país”, señala pensando en el desarrollo nacional, Mariano Keistelboin.
El sector productivo tiene varios desafíos que enfrentar de la mano del conocimiento y la investigación, buscando descubrir alguna herramienta biotecnológica o genética para contrarrestar el daño que está causando el picudo algodonero.



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